La Navidad es posiblemente una de las celebraciones del año más esperadas en el mundo entero. Se trata de una temporada llena de encuentros, regalos, risas, sorpresas y convivencia con nuestros seres queridos, que hacen de cualquier momento un recuerdo inolvidable.

Los días festivos nos llenan de magia y los sentidos cobran gran relevancia, pues a través de ellos podemos disfrutar de cada experiencia al máximo. El brillo de las luces, el destello de los adornos dispuestos en varios rincones del hogar, el sabor de las comidas típicas de la temporada, los aromas frutales, la calidez de los abrazos y la compañía de aquellos que más queremos; cada uno de estos estímulos se queda grabado en nuestra memoria.

Y es así como estos elementos, a través del sutil tejido de sensaciones, van formando parte de esas pequeñas alegrías que hacen de esta una época tan especial.

¿Y cuál es el olor de la Navidad?

Por supuesto, este olor puede ser diferente para cada persona, pero ciertamente existen algunos elementos que son parte esencial de la llegada de esta temporada. El aroma de los pinos, la variedad frutal, las bayas de vainilla o los frutos rojos, unas galletas o el aroma del azahar que desprende el pan dulce, la combinación de la canela y la naranja en el ambiente; las posibilidades son muchas, pero todas nos devuelven a esa sensación de hogar.